La agricultura regenerativa indica que la salud del suelo está intrínsecamente ligada a la sostenibilidad total de nuestro sistema alimentario, desde la calidad nutricional de las plantas y animales, hasta el futuro de nuestro planeta. Su objetivo es, por tanto, regenerar, estimular y mantener la fertilidad y biodiversidad de la tierra: promueve un suelo que albergue una gran cantidad de vida y materia orgánica y que sea capaz de producir alimentos utilizando los recursos propios de la naturaleza.
Lo hace empleando técnicas agrícolas, ganaderas y/o silvícolas que alimentan de forma natural las plantas y protegen el suelo de las intervenciones que puedan afectar sus propios procesos biológicos. No se trata de volver al pasado, sino de un modelo innovador que incorpora todo el nuevo conocimiento científico que tenemos hoy en día sobre cómo funciona el suelo y la nutrición de la vegetación.
Las prácticas que propone este tipo de agricultura, se caracterizan por eliminar la labranza, que rompe la estructura del suelo. Mantener la cubierta vegetal, para no dejar la tierra desnuda y prevenir su erosión; aumentar la diversidad y la producción de plantas. Combinar la agricultura y la ganadería, empleando a los animales de pasto para fertilizar la tierra, a la vez que los animales disfrutan de una buena alimentación. Planificar un mejor aprovechamiento del agua. Y evitar utilizar maquinaria pesada, fertilizantes, pesticidas y abonos químicos para no deteriorar el suelo, ni depender de las grandes empresas agroquímicas.
La agricultura regenerativa cobra cada vez más relevancia como parte de la solución a la crisis climática actual. ¿El motivo? Por un lado, al aumentar el contenido de materia orgánica. Esto suaviza el efecto de las inundaciones, la erosión por fuertes lluvias. Promueve también beneficios sociales en la lucha contra el abandono rural.
Desde Aldaba queremos dar a conocer este tipo de agricultura.